Más de 18 mil alumnos suman los pre de Medicina, Jurisprudencia, Administración y Filosofía.
Tomada del Telégrafo de la edición impresa del 07 de febrero del 2011
Entre diciembre de 2010 y enero de 2011 varias facultades de la Universidad de Guayaquil iniciaron las inscripciones para los cursos preuniversitarios en las más de 70 carreras que se ofrecen en las 18 facultades que conforman la entidad.
Dentro de este proceso, las facultades de Ciencias Médicas, Ciencias Administrativas, Jurisprudencia, Ciencias Sociales y Políticas, y Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación son las más solicitadas en cada año lectivo.
Para el periodo 2011-2012, entre estas cuatro unidades académicas tienen más de 18.000 bachilleres inscritos en los propedéuticos, de los cuales el 44% corresponde a la facultad de Ciencias Administrativas.
Mientras que, dentro de la misma cifra, el 36% de los bachilleres optó por las carreras de Filosofía; 14% por Medicina, y el 6% por Jurisprudencia.
Demanda y oferta
Entre las cuatro facultades mencionadas, Ciencias Administrativas es la que tiene menos tiempo de construida en la ciudadela universitaria. Sin embargo, con infraestructuras que tienen menos de 40 años, cada año alberga a casi 20.000 estudiantes en las 7 carreras que oferta.
En este periodo el número de inscritos en los propedéuticos supera al resto de facultades: 8.000 estudiantes, en tres jornadas que buscan ingresar al primer año de estudio. “No habría espacio si todos llegan a pasar el preuniversitario”, manifestó la subdecana de la facultad, Dina Yávar.
En las aulas, especialmente en el horario nocturno, los estudiantes deben recibir las clases de pie. “Hay hasta 100 personas por aula”, afirmó Yávar. Por ello se ha presentado un proyecto para la construcción de un nuevo edificio que descongestione esta situación.
Con el mismo objetivo, la facultad de Jurisprudencia presentó una propuesta a la Corporación Financiera Nacional (CFN), en 2010, la cual aún está en estudio, para ampliar sus instalaciones.
Según el decano de la unidad académica, Alfredo Ruiz, el número de aulas ha ido creciendo desde que se creó la infraestructura en 1950, aunque “no en proporción a la demanda estudiantil”.
En los últimos 10 años, la cantidad de estudiantes acogidos por la unidad académica casi se duplicó: de 3.300 personas, en 2000, se llegó a 6.500 el año pasado.
Para Ruiz, la preferencia por ciertas carreras obedece a los condicionamientos del mercado laboral, “que no necesariamente responden a los requerimientos de la sociedad”.
Sugirió que a partir de la nueva Ley de Educación Superior “se establezcan los parámetros de crecimiento de las profesiones”. Es decir, que el Estado pueda determinar, por ejemplo, el número de médicos y maestros que el país necesita.
Pugna en Medicina
Mientras otras unidades han comenzado la inscripción y clases de los preuniversitarios de forma normal, en la facultad de Ciencias Médicas los bachilleres comenzarán hoy dichos cursos en medio de una pugna, donde existen acusaciones mutuas de corrupción y manipulación política.
Durante la bienvenida a los bachilleres que lograron un cupo en los cursos preuniversitarios, el pasado lunes el subdecano de esta unidad, Camilo Morán, hizo un llamado a “defender su derecho a la educación”.
Esto, en respuesta a las medidas adoptadas por un grupo de padres de familia cuyos hijos no consiguieron ingresar a la facultad, quienes han emprendido acciones legales en la Corte Superior de Justicia para anular el proceso de inscripción al propedéutico.
El secretario general de la Central Ecuatoriana de Organizaciones Clasistas (Cedoc) de Guayas, Freddy Viejó, quien asesora a los padres de los bachilleres, manifestó que de no obtener una respuesta positiva, “los jóvenes procederán a desangrarse el lunes (hoy) hasta que se escuche sus peticiones”.
Por su parte, Morán manifestó que la medida de presión tiene tintes políticos debido a que es impulsada “por quienes democráticamente no obtuvieron respaldo en Medicina”.
Sin embargo y pese a las consignas de Morán y Viejó, varios bachilleres se muestran indecisos sobre las actitudes que deben adoptar por su derecho a estudiar.
Eloísa Medina, bachiller del colegio El Triunfo, no está segura si desangrarse tendrá algún efecto positivo para ingresar a la universidad. “Pero algo hay que hacer, porque no quiero quedarme sin estudiar”, acotó.
Mientras que, desde el otro lado, Néstor Ochoa, bachiller del ANAI, comentó que prefiere mantenerse al margen de medidas de hecho y siente pena por quienes se quedaron fuera. “Ellos merecen alguna oportunidad”, dijo.
La mayoría de los estudiantes coincidió en que hubo irregularidades durante el proceso de inscripción de carpetas a los cursos propedéuticos.

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